'EL DEDO EN LA LLAGA' (L a V, 12hs)

«Creció la pobreza y el patrimonio de los dirigentes»

FOTO ARCHIVO DIARIO UNO

El sacerdote Gustavo Horisberger, está a cargo de la organización del comedor comunitario que funciona en la parroquia San Miguel de la capital de la provincia de Entre Ríos, donde comen diariamente unas 80 personas.

El religioso tiene una mirada crítica de la situación sociopolítica: "En estos 40 años lo único que he visto crecer es la cantidad de pobres y el patrimonio de los dirigentes, no solo políticos sino también de los sindicatos.

Hoy, al poder se lo ve como una actitud de servicio pero para el bolsillo de los dirigentes".

Este lunes (4/3/2024) volvió a funcionar a pleno el comedor María Reina, que hace más de cuatro décadas asiste a personas en situación de calle desde la parroquia San Miguel. En los meses de enero y febrero abrió solo una vez por semana; ahora, de lunes a viernes.

La vuelta a la actividad contó la con la asistencia de unas 60 personas, aunque esperan que rápidamente trepe a 80 comensales. El comedor se apoya en el trabajo de voluntarios que preparan todos los días la comida, y en la solidaridad de la gente que aporta los alimentos. El Estado apenas ayuda con una partida mensual de $26 mil.

«Por ser el primer día, no vino la cantidad que habitualmente suele venir. Hoy vinieron 60 personas pero solemos tener unas 80 más o menos que vienen habitualmente», ilustra el sacerdote Gustavo Horisberger, párroco de San Miguel. Con una mínima asistencia estatal, el comedor funcionó siempre en base a la solidaridad: «Hay un engranaje de donantes, gente que colabora con el pan, la carne, las verduras. Hay algunos comercios que colaboran, de manera anónima», asegura.

El religioso tiene una mirada crítica de la situación social y da su parecer de la persistencia de la pobreza a lo largo de los años. «El comedor funciona hace 43 años. La pobreza no es fruto de los últimos meses. Siempre los pobres han estado. Charlando con la gente que más años tiene de trabajar en el comedor, nos dice que siempre hubo gente en busca de la comida», sostiene.

«Los pobres, como dijo Jesús, van a estar siempre entre nosotros. Está claro que hay situaciones en las que es más dolorosa la pobreza. No se es pobre porque no se tiene trabajo. La gente que tiene un sueldo tampoco le alcanza para vivir. Además, vemos que gente que habitualmente colaboraba con el comedor, no está pudiendo hacerlo ahora», explica Horisberger.

 

Usualmente, al comedor acudían personas en situación de calle, pero en el último tiempo ha cambiado el perfil de los comensales. «Ahora no es solo la gente en situación de calle que viene por la comida. También viene  gente que tiene una pequeña pensión por alguna discapacidad o que han recibido el beneficio de la jubilación o algunos han sido empleados de algún sector de la Municipalidad o de la provincia, gente adulta, que no le alcanza para vivir y vienen al mediodía a comer a San Miguel. Así, por lo menos no gastan en el almuerzo», resalta.

El sacerdote no cree que haya más pobres en los últimos meses. «Los pobres están desde hace mucho tiempo, los pobres han estado siempre, y con esto no quiero hacer una apología de la dictadura -sostiene-. Nací en la democracia, y creo en el sistema democrático, pero en estos 40 años lo único que he visto crecer es la cantidad de pobres y el patrimonio de los dirigentes, no solo políticos sino también de los sindicatos. No es solo un problema de la política. Al pueblo argentino le hace falta madurar un poco más para encaminar mejor este deseo de tener una patria más justa, que en el fondo soñaron quienes formaron nuestra patria, pero como servicio. Hoy, al poder se lo ve como una actitud de servicio pero para el bolsillo de los dirigentes. Eso, en mi condición de cura, pero también de ciudadano, es lo que veo. Esto no lo digo para echar culpas a la clase dirigente. Todos como sociedad necesitamos ir haciendo un proceso de madurez para llegar a una idea de Nación un poco más fraterna, donde podamos vivir más en paz para ocuparnos de las cosas que son importantes para una sociedad».

En ese escenario, plantea que «siempre tengo esperanza y creo que los argentinos no comparten esta política de economía salvaje, esta economía de mercado. Pero tampoco comparto un populismo que lo único que hizo fue degradar la dignidad de las personas. Se ha acostumbrado a la dádiva, a recibir todo del Estado y tampoco eso es bueno.  Tampoco esta mirada capitalista, donde la cantidad de dinero que se pueda producir es la regla de la dignidad de una persona».

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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