"Si no le gusta le devolvemos el dinero", se escucha en publicidades de ofertas de productos, pero, hay modos y modales de expresarlo; de mala manera fue el tono empleado por un boletero en la terminal de ómnibus de Retiro, ante una indignada pasajera cuyo boleto tenía como destino la ciudad de Federal.
El intercambio de palabras entre la pasajera y el empleado de la boletería de 'Rápido Tata' tuvo lugar el viernes 16 (/6/2023), minutos antes de las 21:15, a consecuencia del reclamo por un número de asiento que no figuraba entre las butacas del colectivo perteneciente a la empresa 'Almirante Brown', cuya unidad de transporte de pasajeros contrató la línea 'Rápido Tata' como vehículo de refuerzo en la frecuencia de viajes durante el fin de semana extralargo (por el Día del Padre y Día de la Bandera).
La pasajera víctima de la estafa, compró el boleto con un mes de anticipación, a un costo de $9000-. Para mayor comodidad, pidió butaca individual -'calidad cama'- en la fila de un asiento. Le asignaron la butaca 74, la cual, nunca estuvo instalada como tal.
Uno de los choferes tuvo que encargarse de atender a los viajeros a quienes invadía la incertidumbre de lo desconocido ante la condición del micro. "Nunca imaginé que mi butaca no iba a estar", exclamó, indignada una de las estafadas por la empresa 'Rápido Tata'.
La afirmación de estafa tiene antecedentes en los comentarios de usuarios en redes sociales.
El hombre de pantalón azul y camisa blanca, comedido, acompañó a la pasajera hasta el piso de arriba del colectivo, mostrándole la butaca en la que se podía sentar. Como si dijera "es lo que hay" abriendo las manos, "el guarda" se encogió de hombros delante de la atónita viajera, a quien no conformó el asiento, por lo que se dirigió -en compañía del chofer- a reflejar la queja en la planta alta de la terminal de Retiro.
En la boletería de Empresa 'San José'-'Rápido Tata', el empleado no tuvo consideración con el reclamo de la pasajera: "O viaja donde le asignamos o le devolvemos el dinero", le espetó en la cara vidrio de por medio. El agregado con los ánimos caldeados fue que el boletero le dijo a la pasajera que para no perder más tiempo la queja la asentara en Federal...
A tono con el término terminal, la manifestación del boletero fue la que le puso término a la situación, irreversible, sin opción.
El viaje de Buenos Aires a Federal de la pasajera "sobreviviente designada", también estuvo correspondido con las vivencias en las últimas tres décadas.
Precavida, atento a que, pudiera no funcionar la calefacción, o que el colectivo se quede en la mitad del recorrido por fallas mecánicas -"propio del Tata"-, la poseedora del boleto SUV-49981608-0, llevó ropa de abrigo, pero, no tuvo en cuenta de cargar en su equipaje... un gorro, con el que hubiera podido afrontar el aire frío que se filtraba por el portalámpara de la baulera superior interna del micro.
No fue la única observación sobre la condición del micro; mirando para atrás, desde el último asiento de la fila, se comprobaba que el panel de butacas del fondo del colectivo... no estaba.
La anomalía detectada bien podría formar parte del guion de una película de ficción, por cómo es posible que un vehículo afectado para el transporte de pasajeros no tenga asientos.
Para completar el casillero de calificación del servicio, se recuerda el seudónimo -'el lechero'- con el que se identificaba a un tren de pasajeros -no el 'coche Fiat'- que circulaba en el ramal Concordia-Federal- en la década del 70'. En el siglo 21, año 2023, los micros "de Rápido" no tienen nada: demoran 8 horas 40 minutos entre las terminales Retiro-Federal.