'EL DEDO EN LA LLAGA' (L a V, 12hs)

La senadora Miranda "tuvo la impudicia y el descaro de “colarse” para recibir la vacuna del COVID"







Gonzalo Andrés Gutiérrez, vecino, y militante del Partido Justicialista de Federal, hace notar que la senadora MIranda "tuvo la impudicia y el descaro de “colarse” para recibir la vacuna del COVID", acotando al respecto, "los privilegiados y las víctimas del COVID, en Federal, tienen al parecer nombres y apellidos. La vacuna aplicada -a la senadora el 10/1/2021, la 1era dosis y el 5/2/2021, la 2da dosis- esquivando el protocolo de urgentes, le pudo corresponder y salvarle la vida a Morilla, un humilde hombre de El Cimarrón que trabajaba en cuero. Le pudo corresponder a Héctor “la Pava” Fernández, ex empleado municipal. Le pudo corresponder a Francisca León, abuela jubilada… y a otros".

En una carta abierta publicada en Facebook, Gonzalo Gutiérrez, califica la reprobable actitud de la legisladora por el Departamento Federal como "un hecho más, de los tantos del “Catálogo de la angurria”, que dan cuenta del uso y abuso del poder, para beneficio propio".

Observando el desenvolvimiento de la legisladora Miranda, el afiliado al peronismo de Federal, se explaya en cuanto a la noticia de que se presentó, en la Cámara de Senadores de Entre Ríos, una objeción a resoluciones de la juez de Familia de Federal. Gonzalo Gutiérrez, al respecto, manifiesta: "Me cuesta creer que la senadora no esté atrás de la movida, dado la recurrencia de sus torpes y envilecidos procederes; movida para horadar y voltear a la jueza Soledad Villalonga. Me cuesta entender que no esté ella detrás de este nuevo y burdo intento, de llevarse puesto a quien no se somete al implacable yugo de su credo verticalista.

La recurrencia de los hechos no me permite creer que la movida no sea una de las tantas, en un intento de hacer entrar por la ventana a algún lacayo sumiso, ávido de conchabo. Por qué no creer, si ya ocurrió con la Fiscalía local". (PUBLICACIÓN RELACIONADA)

CRONICA DEL ABUSO Y EL DESPARPAJO (ESCRIBE GONZALO ANDRÉS GUTIÉRREZ). 

Un hecho más, de los tantos del “Catálogo de la angurria”, que dan cuenta del uso y abuso del poder, para beneficio propio.

Días pasados, me refirieron que había una movida para horadar y voltear a la jueza Soledad Villalonga. El indicio de la jugada en marcha, era el ampuloso anuncio en el portal de la cotorra bombera de los sábados, el que deba cuenta de una “presentación en el Senado”, en contra de la jueza.

Como a la cotorra bombera lo compran con solo arrimarle una bolsita de bizcochos, el anuncio me advertía la pestilencia de la polítiqueria barata. Me cuesta creer que la senadora no esté atrás de la movida, dado la recurrencia de sus torpes y envilecidos procederes.

Si no tuvo escrúpulos para darle la Coordinación de Juntas de Gobierno a su pareja, si tuvo el desparpajo de manotear los escasos puestos vacantes del IOSPER para sus hijos, a quienes siempre les encuentra virtudes para los cargos, si tuvo la desfachatez y la torpeza, según versiones, de “apretarla” a la jueza cuando se creó el Juzgado, para exigirle que sería “Ella” quien le designe a la Secretaria del Juzgado, si tuvo la impudicia y el descaro de “colarse” para recibir la vacuna del COVID, según refieren los portales de noticia, me cuesta entender que no esté ella detrás de este nuevo y burdo intento, de llevarse puesto a quien no se somete al implacable yugo de su credo verticalista.

La recurrencia de los hechos no me permite creer que la movida no sea una de las tantas, en un intento de hacer entrar por la ventana a algún lacayo sumiso, ávido de conchabo. Por qué no creer, si ya ocurrió con la Fiscalía local.

Si la senadora pretende que le crea que no está detrás de este conato, si pretende que crea en la transparencia de su proceder, anímese a decir a la población quiénes y cuántos son sus contratados en el Senado, y cuánto ganan.

Porque, debe saber, que los privilegios para pocos engendran muchas víctimas. Los privilegiados y las víctimas del COVID, en Federal, tienen al parecer nombres y apellidos. La vacuna aplicada esquivando el protocolo de urgentes, le pudo corresponder y salvarle la vida a Morilla, un humilde hombre de El Cimarrón que trabajaba en cuero. Le pudo corresponder a Héctor “la Pava” Fernández, ex empleado municipal. Le pudo corresponder a Francisca León, abuela jubilada… y a otros.

Estos atropellos hay que denunciarlos. Porque, en su mayoría, el funcionariado local, aplaudidores a cuerda por temor a perder sus morrales, y algún actor de la Justicia local que entró por la ventana, sin concurso y con su auspicio, para custodio de la impunidad, le rinden una sumisión obediente, sobreactuando la obsecuencia con sus resoluciones.

Si no denunciamos la patraña y los atropellos, como ciudadanos y militantes, tendremos que aceptar que este mamarracho es, en esencia, nuestra laya, la imagen espectral que nos devuelve el espejo, de nosotros mismos, como sociedad.

Gonzalo Andrés Gutiérrez.