Destruyeron seis silobolsas en un campo del Departamento Federal
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Rubén Tossolini, productor agropecuario del Establecimiento 'Los Cardos', en Colonia 'La Lila', resultó víctima de nuevos ataques vandálicos a campos. Esta vez los delincuentes atacaron y destruyeron seis silobolsas conteniendo soja y maíz almacenados en lotes ubicados en zona del distrito Nueva Vizcaya.
25/6/2020. "Los productores agropecuarios siguen soportando los ataques vandálicos en los campos entrerrianos. Esta vez los delincuentes atacaron y destruyeron seis silobolsas conteniendo soja y maíz en un campo del departamento Federal", expresaron desde FARER. "Ante la mirada impávida de las autoridades, los delitos contra la propiedad se suceden uno tras otro sin que se tengan noticias del esclarecimiento de los hechos. Peor aún, ni siquiera se escuchan condenas por parte de los distintos estamentos del Estado, siendo esta una señal que preocupa e incluso provoca indignación", indicaron.
"El artero ataque tiene consecuencias económicas inmensas y deja flotando en el aire un peligroso mensaje tendiente a consagrar la impunidad", señalaron.
En este sentido, el titular de la Sociedad Rural de Federal y el vicepresidente de FARER, Diego Etchegoyen y Nicasio Tito, respectivamente, condenaron enfáticamente este nuevo hecho perpetrado contra productores de nuestra provincia y solicitaron la "inmediata detención de los autores", al tiempo que trasladaron la responsabilidad "a la Brigada de Prevención de Delitos Rurales, a la justicia entrerriana y al ministerio de la Producción, ya que ellos deben garantizarnos la seguridad".
Los dirigentes rurales agregaron que "venimos esperando con paciencia infinita, pero es necesario que actúen de una buena vez y protejan a los productores, a sus familias y a sus propiedades. Esto se viene desarrollando en diversas provincias argentinas y Entre Ríos no está ajena ni mucho menos: es uno de los territorios donde más ha crecido el delito contra la propiedad privada en el ámbito rural en manos de aquellos sinvergüenzas que hacen daño dominados por el odio y la venganza".
Por último, exhortaron al Gobierno provincial a que "utilice los mecanismos a su alcance para frenar esta escalada inusitada de violencia contra el campo", a la vez que aseguraron que "desde la violencia y el miedo no se construye nada positivo. Si quieren amedrentarnos están equivocando el camino. No van a poner de rodillas a los productores argentinos", finalizaron.COMUNICADO RELACIONADO -reproducción textual-.SOCIEDAD RURAL DE FEDERAL REPUDIA ENÉRGICAMENTE EL HECHO VANDÁLICO ACAECIDO A PRODUCTOR AGRÍCOLA DE LA ZONAHabiendo tomado conocimiento del hecho de vandalismo a productor agrícola del Establecimiento 'Los Cardos', Colonia La Lila, donde intrusos ingresaron a lotes donde se encontraban silos bolsas conteniendo maíz y soja y que vilmente procedieron a romper, Sociedad Rural de Federal, manifiesta su enérgico repudio ante estos hechos delictivos que claramente atentan contra la propiedad privada, amedrentando a la producción, generando pérdidas económicas onerosas y dejando a productores desprotegidos en las zonas rurales. Este tipo de acciones delictivas afecta directamente a quienes producen, pero también a cada habitante de nuestro país. Estos granos que se transforman en alimento de nuestras mesas ya no tendrán ese destino.Desde nuestra entidad nos solidarizamos con el señor Rubén Tossolini.PUBLICACIÓN RELACIONADA (-de archivo- 31/5/2020)
31/5/2020. Temor en el
campo por una ola de ataques
Existe una olla a presión y el punto
máximo fue meterse con el trabajo y el esfuerzo productivo del campo. “Te
tratan de oligarcas, de antipueblo, transitás por caminos destruidos, tenés que
pagar cooperadoras policiales, mantener consorcios camineros, bonos e impuestos y
ahora, encima, vivimos en una inseguridad constante”.
Denuncian desde roturas
de silobolsas hasta quemas de lotes sembrados.
Productores agropecuarios de diferentes regiones de la pampa húmeda
denuncian que hay una creciente ola de ataques y delitos en el campo contra sus
instalaciones en los últimos meses. “Desde roturas de silobolsas, destrucción
de rollos, matanzas de lechones hasta quemas de lotes sembrados, los hechos se
multiplican y el hartazgo es cada vez más grande”, dice Javier Rotondo,
presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona
(Cartez) y productor en la región de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba.
El productor y vicepresidente de Confederaciones Rurales
Argentinas (CRA), Gabriel de Raedemaeker, sufrió esta semana la quema de
un lote de cinco hectáreas donde había sembrado trigo. El fuego se había
iniciado en un campo contiguo con maíz a punto de ser cosechado. El
ruralista no dudó en calificar el hecho de “intencional”. También esta
semana hubo roturas de silobolsas en el sur de Santa Fe y en Pehuajó, provincia
de Buenos Aires.
Según los testimonios recogidos por La Nación, los productores que viven en
sus establecimientos temen por su seguridad personal y algunos están tomando
medidas para protegerse.
Preocupación, impotencia, temor pero, sobre todo, frustración, bronca y
enojo. Tras los actos de vandalismo ocurridos en las últimas semanas en
diferentes establecimientos agropecuarios, el estado de ánimo entre los
productores tiene una combinación de sensaciones encontradas, mientras muchos
destacan que está en juego la defensa de su actividad.
Una sucesión de hechos da cuenta de este estado de cosas. A la rotura de
silobolsas en la última semana se sumó un incendio intencional en el campo del
vicepresidente de CRA en Córdoba, Gabriel de Raedemaeker, lo que terminó de
poner en escena la inseguridad rural creciente.
A fin de abril pasado, seis silobolsas con 1300 toneladas de maíz
aparecieron cortados en un establecimiento rural ubicado a cuatro kilómetros de
María Teresa, en el sur de la provincia de Santa Fe.
El 16 de mayo, por la noche, en la localidad santafesina de Zenón Pereyra,
el productor Manuel Canalis fue víctima de la rotura de silobolsas y el
posterior robo de soja. Diez días después, el martes último, fue el turno del
vicepresidente de CRA, a quien le incendiaron –en un ataque aparentemente
intencional– parte de su establecimiento. En los últimos días se conocieron
casos de destrucción de silobolsas en Pehuajó (Buenos Aires) y en San Jerónimo
Sud, provincia de Santa Fe.
Luego del acto vandálico, De Raedemaeker se siente reconfortado por el
apoyo que recibió de la gente, pero alerta: “Si estos actos siguen y el
Estado continúa ausente, la preocupación es que entremos en tiempos peligrosos
e inseguros y se lleguen a acciones de autodefensa y de revanchismo”.
En tanto, el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la
Tercera Zona (Cartez), Javier Rotondo, explicó que “una rotura de un
silobolsa significa la pérdida de un año de trabajo, que te maten diez lechones
o tres novillos que ni siquiera te los carneen para comer y solo lo hagan por
el daño mismo, genera bronca”.
En Gálvez, a 120 kilómetros al norte de Rosario, Julián Imhoff paró de
sembrar trigo un momento, buscó señal en medio del lote y, subido a la
sembradora, habló con La Nación. Hace un tiempo trabaja con sus cinco hermanos
el campo de la familia. “El temor cada vez es mayor, sobre todo en los campos
donde no anda el personal. Con los últimos hechos, la gente está asustada y
hace recorridas más seguido, pero eso no alcanza”, remarcó. Hoy los productores
se encuentran en la disyuntiva de “aguantar” la cosecha hasta que los precios
mejoren un poco, pero se arriesgan a que en el campo suceda algún hecho cuyo
costo sea mayor. “Otros años se dejaban los silobolsas, pero ahora tratan de
sacárselos de encima rápido, sobre todo en aquellos establecimientos cercanos a
la ruta”, reveló.
Oliva es un pueblo del centro de la provincia de Córdoba, donde ocurrió la
quema en un lote de trigo del dirigente de CRA, además de uno de un vecino con
maíz. Raúl Grassani tiene un tambo familiar en la zona y asesora a otros tres
tambos. En su establecimiento realiza una actividad mixta: el maíz que siembra
es para ensilar y dar de comer a las vacas durante todo el año. Por los últimos
acontecimientos, dice que los ruralistas de la zona están en estado de alerta,
que trillan antes de tiempo y entregan la cosecha enseguida, con la desventaja
de perder puntos por humedad en el rinde.
Por otra parte, el personal que habita en el campo pasa a diario
situaciones de inseguridad, que ponen en riesgo su integridad y la de su
familia. Se sienten indefensos porque las distancias de un vecino a otro hacen
imperceptible un eventual pedido de ayuda. En el fondo, los productores
entienden que la rotura de un silobolsa pasa a ser un daño menor frente a otros
siniestros, como un incendio a un lote o un robo con armas en un campo.
Con el corazón en la boca
De abuelos productores, Horacio Gaviglio siguió la tradición familiar y hoy
trabaja en campos en Zenón Pereyra, Santa Fe. Señaló que en su establecimiento
se entregó casi todo al acopio y se embolsó solo el 15 por ciento. “Estamos con
el corazón en la boca esperando que algún día nos toque. Todo esto que
está pasando es por odio. La gente no entiende la dinámica de trabajo
del campo y piensa que es para amarrocar”, cuenta.
A 100 kilómetros de ese pueblo santafesino está San Carlos. Ahí, Damián
Pafundi asesora a distintos productores. Si bien, en su mayoría, en la zona son
campos chicos donde vive la gente, los hechos de inseguridad han ido creciendo
desde diciembre pasado.
“La situación se ve complicada y va para peor. De la misma manera, la
preocupación es cada vez mayor. Muchos que no estaban armados ahora buscan
hacerlo. Antes, se tenía armas para amedrentar a perros silvestres que entran a
los campos para hacer daño. Ahora es para intimidar a los delincuentes”,
señala.
Factor político
Para Roberto Minuchi, en Pérez Millán, provincia de Buenos Aires, todo
parece estar en armonía todavía. Sin embargo, la gente en el campo está
tensionada porque teme que se repliquen esos actos vandálicos en la zona.
“Nadie espera que pase. Igualmente, desde siempre cada productor tiene su
escopeta en la casa, que le sirve para atemorizar a los malvivientes con tiros
al aire. Es una forma de dar aviso que hay gente en el campo”, dijo.
Muchos creen que detrás de los ataques existe un tinte
político. Pafundi está convencido de que es así en un ciento por ciento.
En tanto, Imhoff no asegura si los actos tienen o no ese matiz, pero sí cree
que hay un fundamentalismo de la política. “Hay actores en el Gobierno
que incitan a la gente contra el campo, como cuando Hebe de Bonafini convocó a
quemar los campos de soja. Eso no ayuda y es así que la sociedad tiene
otra visión del campo, les han metido la idea de que nosotros no vendemos la
cosecha y tenemos los dólares en el campo. Nada más lejano, solo que los
vaivenes de la economía nos obligan a guardar algo de reservas para la próxima
campaña”, puntualizó. “No somos terratenientes, la mayoría somos productores
pequeños de campos familiares divididos y la plata que producimos la volcamos
en la zona”, añadió.
Rotondo opinó que existe una olla a
presión y el punto máximo fue meterse con el trabajo y el esfuerzo productivo
del campo. “Te tratan de oligarcas, de antipueblo, transitás por caminos
destruidos, tenés que pagar cooperadoras policiales, mantener consorcios
camineros, bonos e impuestos y ahora, encima, vivimos en una
inseguridad constante”, relató.
El sector está con miedo pero dispuesto, ya dicen muchos, a no dejarse
amedrentar. “Se vive una sensación de rebeldía donde, si vienen por su
propiedad, [los productores] tienen una absoluta convicción de defender su
producción”, remarcó Rotondo.
PUBLICACIÓN RELACIONADA
La Sociedad Rural de Federal «repudia actos de aberrante vandalismo»
La Sociedad Rural de Federal, emitió el comunicado que se reproduce
textualmente: «Ante los acontecimientos acaecidos recientemente en la provincia
de Córdoba, en la que manos siniestras, incendiaran cultivos de maíz y trigo,
propiedad del vicepresidente de CRA. Gabriel de Raedemaeker, la Sociedad Rural
de Federal expresa su enérgico rechazo ante esta situación, que
consecuentemente puso en peligro la vida del productor, su familia y de quienes
trabajan con él, originando enormes pérdidas económicas. Esta no es una
situación aislada. Desde hace un tiempo y en forma frecuente, nos enteramos de
siniestros perpetrados a productores agrícolas y ganaderos de diversos lugares
del país. Hurto de ganado e insumos, roturas de silos bolsas, incendios de
maquinarias, asaltos a establecimientos rurales donde se cobran vidas de
propietarios y empleados, son algunos de los tantos ejemplos que podemos
mencionar y que nos llevan a cuestionar la razón de tanto odio hacia nuestro
sector.
Resulta difícil de entender, en estos tiempos, donde más que nunca es
menester la unidad y el entendimiento entre todos, único camino para transitar
el difícil tramo, que pretendan devastar el alimento que cada habitante debe
recibir a diario en sus mesas y atentar contra quienes lo producen.
La irracionalidad se ha apoderado de algunos y actúan en consecuencia.
Instamos a quienes tienen en sus manos la responsabilidad y obligación de
impartir justicia, para dar un corte definitivo a esta lamentable situación,
procedan inmediatamente. NO MATEN AL CAMPO».
INFORMACIÓN RELACIONADA (Viernes 26 de Junio de 2020)
Abigeato, "algo de nunca acabar"
Dormir con las vacas al lado:
el relato de un productor víctima de robos
"Si dejas el rancho solo por un rato, a la vuelta seguro que algo te falta", afirma un productor y consignatario del departamento Gualeguaychú que sufrió robo de hacienda.El productor y consignatario Sergio Esponda, que trabaja con un campo en cercanías de la ciudad de Gualeguaychú y otro en la zona de Perdices, indicó que pese a tomar todas las precauciones "siempre nos pegan un golpe".
"Pese al esfuerzo de la Policía, es algo de nunca acabar, además es imposible controlar los más de 2000 kilómetros que tiene el departamento Gualeguaychú y la infinidad de entradas y salidas a la ciudad", expresó.
"En el campo cercano a la ciudad hacía un buen tiempo que no nos robaban o carneaban. Instrumentamos una serie de medidas como la de encerrar la hacienda todas las tardecitas, sumar perros para que nos alerten ante la presencia de extraños, más alambradas y reflectores", contó.
"Los corrales se encuentran pegados a la casa del encargado que prácticamente duerme al lado de las vacas. Abre las ventanas y tiene a las vacas, las vaquillas, los novillos y los terneros a pocos pasos. No queda otra que acostarte cuidando de que esté todo el rodeo y levantarte con la ilusión de que no te falte ninguna", indicó Esponda.
El productor consideró "una locura vivir así los 365 días del año", pero "otra no me queda". Indicó que su campo, como tantos otros, no puede quedar solo. Siempre una persona tiene que estar en el establecimiento. "Sabido es que si dejas el rancho solo por un rato, a la vuelta seguro que algo te falta", sostuvo Esponda, quien se encontraba, en el momento de la entrevista, junto a un productor al que hace un tiempo le vaciaron el galpón en un establecimiento rural aprovechando la ausencia de gente.
Respecto a las carneadas, la geografía del lugar, ubicado en la calle de Tropas al Oeste, facilita el accionar de quienes delinquen. "Generalmente toman para el lado del Paso del Tala", explicó el productor a El Día.
Generalmente, a la carne que se obtiene producto de la faena clandestina de animales robados se le da valor agregado con la elaboración de hamburguesas y milanesas.