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La escuela que está en riesgo de perder los alumnos por la desidia oficial
Antes de que Curá asumiera como rectora, el rector fue Sergio Altamirano, hoy director de Educación Secundaria del Consejo General de Educación (CGE).
Altamirano, dicen en la escuela, consiguió mejoras, aunque no las suficientes como para mejorar la estructura edilicia, conseguir la pavimentación del acceso o lograr renovar los dos colectivos vetustos e inhabilitados con que cuenta la institución escolar.
La Escuela Antequeda tiene dos colectivos, pero no tiene choferes y por eso el personal que cubre otra función, después se sube a los buses y los manejan; tampoco tiene cocineras para el comedor, no cuenta con ordenanzas, faltan administrativos, según enumera la rectora.
Pero lo que ha rebasado el vaso ha sido la situación de los colectivos, que acostumbran a dejar a docentes y alumnos a mitad de camino, se rompen, demandan inversión en repuestos y están a punto de fundir el motor.
“Vivimos remendando todo, y nos han prometido de todo. En 2012 prometieron mejorar el internado, y no pasó nada. Prometieron renovarnos los colectivos, y hasta ahora no ocurrió –afirma Curá–. Pero lo más urgente que necesitamos es el transporte, que no permitan que los alumnos queden afuera del sistema por falta de transporte. Hoy estamos manejándonos con unas camionetas que en cualquier momento dejan de andar, y la escuela no cuenta con los 40 mil pesos que se necesitan para la reparación. Si se nos rompe un motor, no tenemos cómo arreglarlo”.
El combustible de esos vehículos los paga la escuela, el comedor, se sustenta con lo que produce la escuela, aunque lo producido no alcanza para cubrir gastos mayores, derivados del arreglo de vehículos que ya no se pueden habilitar para el transporte en rutas. “Hoy por hoy no sabemos si podemos mantener a los alumnos porque no le podemos garantizar el servicio de transporte, y el transporte en estas escuelas es fundamental, porque se trata de distancias muy largas”, indica la rectora.
El riesgo, de momento, sigue latente.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.
(www.entreriosahora.com) 7/5/2015.
La Escuela Agrotécnica Manuel Antequeda se abrió hace cuarenta años en lo que fue un casco de estancia del siglo XIX, con un campo de 490 hectáreas y un crecimiento casi autónomo que hoy le permite autoabastecerse con lo que produce en sus explotaciones agropecuarias.
Pero todo eso está ahora a punto de colapsar por la desidia oficial.
Tiene 180 alumnos que viven de lunes a viernes en un internado que tiene aparatos de aire acondicionado que no funcionan porque la instalación eléctrica está a punto de desafallecer, apenas dos grupos sanitarios y no tiene más población estudiantil por una sencilla razón: la estructura edilicia no da más.
Hay otros 20 alumnos en la modalidad de alternancia. Se trata de alumnos que provienen de zonas inhóspitas del interior de los departamentos La Paz y Villaguay y que permanecen en el internado un tiempo parcial. Llegan de los parajes Yeso Oeste, Colonia San Carlos, Colonia Adivinos, Colonia Carrasco, Paraje Chajarí y Colonia Avigdor , y de no asistir a la Escuela Antequeda su trayectoria escolar concluiría en sexto grado.
No hay oferta educativa en la zona.
Esos alumnos son llevados a la escuela a través de un sistema de transporte propio que la Escuela Antequeda cuenta desde hace más de 20 años, aunque los dos colectivos destinados a esa función, Mercedes Benz 1114, están ahora inhabilitados para transitar en ruta por las pésimas condiciones técnicas en las que están. De momento, esos colectivos sólo transitan caminos vecinales, pero no las rutas provinciales o nacionales, de modo que los padres deben acercar a sus hijos a distintos puntos para que desde ahí sean llevados a la escuela.
La situación, por demás precaria, puede colapsar en cualquier momento y dejar a la escuela sin alumnos. “Nosotros tenemos dos vehículos que hoy son obsoletos, pero que siguen prestando servicio. No tienen habilitación para circular en ruta por el estado técnico en el que están. De ese modo, no podemos asegurar el transporte a los chicos, aun cuando se trate de una verdadera necesidad. Los padres quieren que sigan yendo a la escuela sus hijos, pero la escuela no puede garantizarles el transporte. Lamentablemente, hemos reclamado por el transporte pero hasta ahora las autoridades no nos han dado respuesta”, se queja la rectora Mabel Curá.
La Escuela Antequeda está en el paraje San Carlos, en un punto equidistante: a 25 kilómetros de la ruta 6, que une La Paz con Gualeguay; a 25 kilómetros de la ruta 12, que une La Paz con Paraná, y a 25 kilómetros de Bovril. Tiene, además, un camino de acceso fangoso que, en los papeles, tiene dos pavimentaciones que nunca se hicieron. Y un ripio muy precario que, entre otras cosas, ya ocasionó el vuelco de la camioneta de la rectora, que lleva dando clases en la escuela ya casi un cuarto de siglo.
La Escuela Agrotécnica Manuel Antequeda se abrió hace cuarenta años en lo que fue un casco de estancia del siglo XIX, con un campo de 490 hectáreas y un crecimiento casi autónomo que hoy le permite autoabastecerse con lo que produce en sus explotaciones agropecuarias.
Pero todo eso está ahora a punto de colapsar por la desidia oficial.
Tiene 180 alumnos que viven de lunes a viernes en un internado que tiene aparatos de aire acondicionado que no funcionan porque la instalación eléctrica está a punto de desafallecer, apenas dos grupos sanitarios y no tiene más población estudiantil por una sencilla razón: la estructura edilicia no da más.
Hay otros 20 alumnos en la modalidad de alternancia. Se trata de alumnos que provienen de zonas inhóspitas del interior de los departamentos La Paz y Villaguay y que permanecen en el internado un tiempo parcial. Llegan de los parajes Yeso Oeste, Colonia San Carlos, Colonia Adivinos, Colonia Carrasco, Paraje Chajarí y Colonia Avigdor , y de no asistir a la Escuela Antequeda su trayectoria escolar concluiría en sexto grado.
No hay oferta educativa en la zona.
Esos alumnos son llevados a la escuela a través de un sistema de transporte propio que la Escuela Antequeda cuenta desde hace más de 20 años, aunque los dos colectivos destinados a esa función, Mercedes Benz 1114, están ahora inhabilitados para transitar en ruta por las pésimas condiciones técnicas en las que están. De momento, esos colectivos sólo transitan caminos vecinales, pero no las rutas provinciales o nacionales, de modo que los padres deben acercar a sus hijos a distintos puntos para que desde ahí sean llevados a la escuela.
La situación, por demás precaria, puede colapsar en cualquier momento y dejar a la escuela sin alumnos. “Nosotros tenemos dos vehículos que hoy son obsoletos, pero que siguen prestando servicio. No tienen habilitación para circular en ruta por el estado técnico en el que están. De ese modo, no podemos asegurar el transporte a los chicos, aun cuando se trate de una verdadera necesidad. Los padres quieren que sigan yendo a la escuela sus hijos, pero la escuela no puede garantizarles el transporte. Lamentablemente, hemos reclamado por el transporte pero hasta ahora las autoridades no nos han dado respuesta”, se queja la rectora Mabel Curá.
La Escuela Antequeda está en el paraje San Carlos, en un punto equidistante: a 25 kilómetros de la ruta 6, que une La Paz con Gualeguay; a 25 kilómetros de la ruta 12, que une La Paz con Paraná, y a 25 kilómetros de Bovril. Tiene, además, un camino de acceso fangoso que, en los papeles, tiene dos pavimentaciones que nunca se hicieron. Y un ripio muy precario que, entre otras cosas, ya ocasionó el vuelco de la camioneta de la rectora, que lleva dando clases en la escuela ya casi un cuarto de siglo.
Antes de que Curá asumiera como rectora, el rector fue Sergio Altamirano, hoy director de Educación Secundaria del Consejo General de Educación (CGE).
Altamirano, dicen en la escuela, consiguió mejoras, aunque no las suficientes como para mejorar la estructura edilicia, conseguir la pavimentación del acceso o lograr renovar los dos colectivos vetustos e inhabilitados con que cuenta la institución escolar.
La Escuela Antequeda tiene dos colectivos, pero no tiene choferes y por eso el personal que cubre otra función, después se sube a los buses y los manejan; tampoco tiene cocineras para el comedor, no cuenta con ordenanzas, faltan administrativos, según enumera la rectora.
Pero lo que ha rebasado el vaso ha sido la situación de los colectivos, que acostumbran a dejar a docentes y alumnos a mitad de camino, se rompen, demandan inversión en repuestos y están a punto de fundir el motor.
“Vivimos remendando todo, y nos han prometido de todo. En 2012 prometieron mejorar el internado, y no pasó nada. Prometieron renovarnos los colectivos, y hasta ahora no ocurrió –afirma Curá–. Pero lo más urgente que necesitamos es el transporte, que no permitan que los alumnos queden afuera del sistema por falta de transporte. Hoy estamos manejándonos con unas camionetas que en cualquier momento dejan de andar, y la escuela no cuenta con los 40 mil pesos que se necesitan para la reparación. Si se nos rompe un motor, no tenemos cómo arreglarlo”.
El combustible de esos vehículos los paga la escuela, el comedor, se sustenta con lo que produce la escuela, aunque lo producido no alcanza para cubrir gastos mayores, derivados del arreglo de vehículos que ya no se pueden habilitar para el transporte en rutas. “Hoy por hoy no sabemos si podemos mantener a los alumnos porque no le podemos garantizar el servicio de transporte, y el transporte en estas escuelas es fundamental, porque se trata de distancias muy largas”, indica la rectora.
El riesgo, de momento, sigue latente.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.
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