La diferencia entre el relato y la realidad
«Vos podés ir manejando por la ruta mirando los carteles, o manejar esquivando los pozos.
Vos podés ir manejando por la ruta leyendo los carteles que indican ‘Obra en construcción’ -que data desde siempre-, o manejar maniobrando para no chocar contra el auto que transita por el carril contrario.
La diferencia entre manejar atento a por dónde se circula o mirar el entorno es lo mismo que hace el gobierno elaborando el relato que contrasta con la realidad».
Palabras más, menos, así reflejó el estado de la ruta 6 un sufrido automovilista.
El gobierno de turno, anuncia a través de cartelería que la ruta está en reparación, cuando sobre el terreno, sólo se profundizan los pozos.
Hay que ver para creer. Las fotos documentan una actualidad irrefutable.
Manejar por la ruta 6, desde la rotonda ‘de Sauce’ hacia Villaguay -y también en dirección a La Paz- es como ser protagonista de una carrera de aventura por caminos intransitables.
Frenar una y otra vez es lo mismo que doblar para un lado y otro, para no caer en uno de los incontables cráter que aparecen en un centenar de kilómetros.
Las obras de reparación fueron anunciadas tantas veces como ha salido el arco iris después de la tormenta.
Sin embargo, los años pasan y los pozos siguen estando como las nubes resplandecen luego de un temporal.
Todo está como era entonces. Nada cambia.
De a ratos -más tarde que temprano- se ocupan de tapar los pozos; a veces con asfalto, otras con ripio, o amontonando tierra, la cual con la primera lluvia se escurre como el agua entre las manos.
Los riesgos de vida por transitar por la perforada capa asfáltica están a metros del tramo por recorrer. Quien no conoce el camino, puede ser el próximo damnificado o la víctima de un accidente.
Los registros fotográficos resultan inapelables para los funcionarios que pretenden justificar lo injustificable. Sobran las palabras ante la crudeza de las fotos. Si el calificativo crudeza pudiera considerarse un exceso, atrévase a afrontar el desafío de transitar por una ruta que es la radiografía de la mentira del relato gubernamental. Entre lo dicho y lo hecho, hoy más que nunca, hay un largo trecho.
«Vos podés ir manejando por la ruta mirando los carteles, o manejar esquivando los pozos.
Vos podés ir manejando por la ruta leyendo los carteles que indican ‘Obra en construcción’ -que data desde siempre-, o manejar maniobrando para no chocar contra el auto que transita por el carril contrario.
La diferencia entre manejar atento a por dónde se circula o mirar el entorno es lo mismo que hace el gobierno elaborando el relato que contrasta con la realidad».
Palabras más, menos, así reflejó el estado de la ruta 6 un sufrido automovilista.
El gobierno de turno, anuncia a través de cartelería que la ruta está en reparación, cuando sobre el terreno, sólo se profundizan los pozos.
Hay que ver para creer. Las fotos documentan una actualidad irrefutable.
Manejar por la ruta 6, desde la rotonda ‘de Sauce’ hacia Villaguay -y también en dirección a La Paz- es como ser protagonista de una carrera de aventura por caminos intransitables.
Frenar una y otra vez es lo mismo que doblar para un lado y otro, para no caer en uno de los incontables cráter que aparecen en un centenar de kilómetros.
Las obras de reparación fueron anunciadas tantas veces como ha salido el arco iris después de la tormenta.
Sin embargo, los años pasan y los pozos siguen estando como las nubes resplandecen luego de un temporal.
Todo está como era entonces. Nada cambia.
De a ratos -más tarde que temprano- se ocupan de tapar los pozos; a veces con asfalto, otras con ripio, o amontonando tierra, la cual con la primera lluvia se escurre como el agua entre las manos.
Los riesgos de vida por transitar por la perforada capa asfáltica están a metros del tramo por recorrer. Quien no conoce el camino, puede ser el próximo damnificado o la víctima de un accidente.
Los registros fotográficos resultan inapelables para los funcionarios que pretenden justificar lo injustificable. Sobran las palabras ante la crudeza de las fotos. Si el calificativo crudeza pudiera considerarse un exceso, atrévase a afrontar el desafío de transitar por una ruta que es la radiografía de la mentira del relato gubernamental. Entre lo dicho y lo hecho, hoy más que nunca, hay un largo trecho.