«Usted cree que se pesca ahí?», peguntó el conductor de una camioneta a un hombre que en plena ruta -conocida como la 5- pescaba en un tramo del camino entre la localidad de Nueva Vizcaya y Colonia Santa Lucía (en el departamento Federal).
La respuesta del hombre sentado en un sillón ubicado sobre el camino a la vera de la laguna, fue afirmativa: «Sí se pesca porque esta laguna está desde hace 6 meses...».
La anécdota fue relatada por el vecino Juan Zamora, residente en la zona, quien comentó: «El sabado (19 de julio de 2014) cuando transitaba por la ruta 5, como todos los días para ir al campo desde Vizcaya a Colonia Santa Lucía, y como siempre renegando con los pantanos por la falta de ripio, al llegar a unas de las lagunas que hay sobre la ruta me encuentro a este paisano (por el que está en la foto captada por Zamora -foto superior-) pescando sobre la ruta, y le pregunto, ‘usted cree que se pesca ahí...?’. El paisano me contesta, ‘sí se pesca porque esta laguna hace 6 meses que está con agua; ya hay pescado acá...’».
Ver para creer: una laguna en la que se pesca, inmersa en un camino de la zona rural del departamento Federal.
La postal en jurisdicción de la localidad de Nueva Vizcaya es una copia en el área delimitada al paraje Loma Limpia, donde los pobladores quedan aislados a consecuencia de las lagunas que se crean toda vez que llueve. El agua se acumula en los pantanos, y crea un espejo artificial.
Silvina Alejandra Godoy, quien trabaja en la zona, comenta: «Cuando estaba el puente de madera, llovía y se cortaba en dos partes, hoy se corta en cuatro», contundente aseveración de una residente en el paraje, perjudicada por la desidia de funcionarios que deberían ser competentes para intervenir al momento de solucionar el problema de comunicación terrestre que data desde hace meses, años.
El puente ‘Estacas’, en el acceso a la Escuela Nº18 y Nº7 de Loma Limpia, es vital para garantizar la transitabilidad en el paraje. Históricamente, era de madera; en los últimos años lo construyeron de hormigón -¿?-. En lugar de construirlo sobre el arroyo, lo edificaron en otro lugar; al respecto, Silvina Godoy, expresa: «Esto -mostrando la foto que ilustra el testimonio- es el curso natural del arroyo. El puente se hizo donde no pasa el arroyo. Como consecuencia, esto ... -graficando con la imagen de un lago artificial-.
La obra de arquitectura como se denomina, fue ejecutada por una empresa conformada por comerciantes de rubros diversos, a los que se conoce en el ambiente como, «saben de arquitectura como yo de medicina», y a cada uno de estos socios se los enmarca, «como mecánico es un buen dentista...».
Las calificaciones sobre los socios-empresarios se ajusta a la verdad con el resultado de la obra del puente sobre el arroyo ‘Estacas’.
Silvina Godoy, se explaya: «El puente nuevo, que les cuento que es puente -aclara, por si acaso no se crea la obra fue proyectada como tal-, nunca se terminó, como tampoco se señalizó...».
Documentando cada uno de sus dichos, Silvina Godoy, acota mostrando una foto con su hija, «atrás nuestro un aliviador; antes eran dos, pero en la obra nueva se hizo sólo uno».
Durante la construcción, los lugareños, automovilistas, transportistas, observaron que, insólitamente, el puente no se construía sobre el arroyo; no se respetó el curso natural del arroyo, intuyendo las consecuencias, las que en la práctica se evidenciaron.
Ante la conclusión elemental de los conocedores del terreno, se transmitió la observación a los ‘ingenieros’ de la empresa constructora, quienes desoyeron las advertencias lógicas.
A la vista está el desastre que consumó el personal técnico especializado en obras de ingeniería, que, «como esa -en referencia al puente sobre el arroyo ‘Estacas’- tiene varias obras idénticas, concretadas en los últimos años», indican los indignados copoblanos.
La falta de control, supervisión en las construcciones es la característica de la obra pública.
Las pruebas son elocuentes. Se suceden una tras otra.
Está el caso de la reparación de la carpeta asfáltica de la ruta nacional 127 en el tramo a la altura de Los Conquistadores.
A la ruta nacional Nº127, «la ruta del Mercosur...» la han apodado ‘la rompellantas’. Miles de vehículos circulan a diario pasando por Federal.
La vía de tránsito internacional está destruida. Desde el gobierno permanentemente informan que está en reparación.
La realidad refleja que la obra de reparación consiste en remendar.
Una de las empresas a la que se le adjudicó la reposición de la cinta asfáltica, «arregló un par de kilómetros desde Federal hacia Los Conquistadores, y desde esta localidad en dirección a San Jaime, la ruta es intransitable; representa un riesgo de vida para los conductores que realizan maniobras en continuado para evitar los paños de asfalto superpuestos y agrietados como consecuencia de la tarea ineficiente que desarrollaron.
Los conductores de autos, camiones, motos, sostienen con la misma firmeza con la que se aferran al volante de sus vehículos, «pasan los meses y los años y la solución definitiva no llega. Mientras tanto, llantas, cubiertas, amortiguadores, extremos, se rompen en esta ruta del Mercosur».
Tal es la gravedad de la situación por la peligrosidad cuando se transita por la destrozada ruta, que los sufridos usuarios grafican «parece que hubiera sido bombardeada...», a la vez que testimonian, «lo más inconcebible ocurre frente a las cámaras y semáforos a la altura del cruce con Los Conquistadores en donde no hay por donde pasar, en el carril mano hacia el norte, lugar en el que abundan los cráter. El pésimo estado del pavimento también se comprueba a la altura del puesto de la policía caminera en jurisdicción de San Jaime: los baches son trampas mortales...».