Volver a los viejos medios de transporte -tales como el caballo, carro, sulky- proponen los afectados circunstanciales usuarios que se trasladan en vehículos por los caminos del departamento Federal, en virtud del deplorable estado en que se encuentran las vías de tránsito, como por caso, la ruta provincial Nº5.
El colmo de la situación se planteó el martes 13/5/14, cuando empleados de la Colonia de Rehabilitación Mental ‘Dr Raúl Camino’ mocionaron se declare asueto ante la imposibilidad de dirigirse al lugar de trabajo por la pésima condición del tramo comprendido entre calle Lavalle y el hospital psiquiátrico (las notas gráficas documentan el estado de intransitabilidad).
Los testimonios resumieron las penurias de quienes intentaban circular: «De Federal a Vizcaya había que hacer equilibrio para sostenerse sobre el terreno, pero de Vizcaya a Santa Lucía, sólo se podía recorrer el trayecto a caballo, y hasta con extrema precaución. Los pantanos no permitían cruzar para seguir el recorrido».
El estado desastroso del camino imposibilitó se trasladaran los docentes y alumnos hasta Colonia Santa Lucía y Nueva Vizcaya; en consecuencia no tuvieron clases en los establecimientos educativos de la zona.
El ripio es un recuerdo, más allá de las fotos de camiones arrojando el material arcilloso en algunos tramos, que las autoridades viales se encargan de difundir a modo de respuesta a la demanda repetida que efectúan quienes conviven con una pesadilla cotidiana.
Los responsables de las reparticiones viales aducen que las condiciones climáticas no les permiten desarrollar las tareas de acondicionamiento con regularidad. Es una más de las tantas excusas para justificar la inoperancia.
La ruta 5, en dirección a Las Delicias, como así también camino al psiquiátrico, la unidad penitenciaria Nº8, Nueva Vizcaya, Colonia Santa Lucía, está destrozada.
Las quejas se repiten, pero a juzgar por la respuesta de las autoridades, los funcionarios «hacen oídos sordos, la vista gorda».
A quienes ocupan cargos en los organismos competentes, se les ha formulado el reclamo en reiteradas ocasiones, pero nunca han respondido con la solución al problema que ya es prácticamente crónico. En consecuencia, ante la desidia, cabe calificarlos como incompetentes.