La vigencia del problema no resuelto ha agotado los calificativos para con el estado de la ruta provincial Nº22, que como esta, pueden ser tantas otras, tales como la 127, la 6, la 5.
Desastroso, paupérrimo... intransitable, podría definirse al momento de referirse a las condiciones en que está el trayecto entre Federal y Concordia.
El fin de semana del sábado 3 y domingo 4/5/14, los 100 kilómetros que separan Concordia de Federal fueron recorridos por -entre tantos otros vehículos- micros que trasladaron equipos de hockey sobre patines que participaron en una competencia en el club Ferrocarril de Federal. Los integrantes de las delegaciones exteriorizaron su malestar por el viaje que tuvieron que soportar en virtud del estado de la ruta: «El camino está desecho; en la mayoría de los tramos veníamos a 40km/h», exclamaron las jugadoras de Argentinos Juniors de Buenos Aires al tiempo de justificar la demora en llegar.
«Hasta que no arreglen la ruta, no podremos venir más», advirtieron, a la vez que recibían como respuesta, «entonces, de por vida no podremos contar con su presencia...».
También la delegación de San Nicolás padeció el estado de las rutas en Entre Ríos. Volcaron en la ruta 127 en el viaje de regreso.
Las chicas de La Paternal «no podían creer los remiendos que han hecho sobre el asfalto en la ruta 22; con la lluvia se escurrió el ripio...» que se ha depositado a modo de bacheo sobre los pozos, comentaron quienes escucharon las quejas de los visitantes.
Las charlas al respecto se extendieron hasta alertar: «Quiénes van a querer venir a Federal si por tener que viajar corren riesgo de muerte» ante indefectibles accidentes provocados por las condciones de las rutas en la zona.
Los automovilistas que regularmente deben transitar por la ruta 22, padecen a diario las penurias.
Las fotografías que ilustran esta nota fueron captadas el domingo 4 de mayo de 2014. Ayer, hoy, podría fecharse hace seis meses, uno, dos, tres, cinco años atrás. No cambia el registro.
Emparchan, remiendan, circunstancialmente, como lo hicieron hace aproximadamente seis meses: de mal en peor, provisorio para siempre, vociferan los sufridos conductores, quienes todavía sonríen, al momento de señalar entre los arreglos está la obra de reparación consistente en arrojar ripio sobre lo que queda de asfalto...
Ver para creer, como el acondicionamiento que efectuaron en los guardarraíl dispuestos a la vera de la calzada de los puentes sobre el río Gualeguay.
Las barreras de metal se desprendieron de los precarios pilotes emplazados sobre el suelo que se fue erosionando, y por ende, el elemento de protección fue derrumbándose, hasta que... «la ingeniería de la DPV, tuvo la idea de corregir el desprendimiento amontonando tierra colorada juntada de los alrededores del puente», contaron frunciendo e instintivamente mordiéndose los labios los atónitos observadores.
«Pan para hoy, hambre para mañana», citan los que constatan las características de la obra de reparación ejecutada.
Con estupor también se comprueba el sistema de señalización implementado sobre los puentes de Paso Duarte, donde se ubicaron un par de tachos atados con cintas para advertir a los arriesgados conductores que circulen por el tramo, adoptar las precauciones correspondientes porque no hay margen de error al maniobrar atento a la carencia de barreras de contención.
Plantear se instalen guardarraíles con reflectores incorporados es como recurrir al refrán «no se puede pedirle peras al olmo» cuando ni siquiera se ocupan de generar fuego sobre los tachos -elemento utilizado como medida de prevención- para que iluminen el área de riesgo.
Al circular por las rutas de la zona, los vehículos se destrozan, se arriesga la vida, y por consiguiente se es involuntario pasajero de una pesadilla.