Las condiciones de infraestructura del edificio de la Escuela 1 ‘Vicente López y Planes’, en Federal, es la radiografía del abandono del Estado que incurre una y otra vez en la inoperancia al momento de ocuparse de la Educación.
Por
los techos y paredes se filtra el agua de lluvia; en los sanitarios las
canillas se sostienen con alambre, por las rejillas rotas el agua servida
desborda e inunda los baños; el mobiliario se desarma; el cableado de la red
eléctrica convive con la humedad.
La
infraestructura edilicia evidencia la carencia de mantenimiento, que ha
desnudado el esqueleto. No es que de la noche a la mañana surgieron los
inconvenientes para quienes habitan el inmueble, sino que es a consecuencia de
un tiempo prolongado durante el que nada se hizo.
Pasan
los años, naturalmente los ciclos estacionales, los períodos lectivos y de
vacaciones, y como el sol que aparece al alba y se oculta al ocaso, la rutina –por
no decir la historia- se emparenta con lo que es, la repetición de siempre lo
mismo.
Techos,
paredes, baños, instalaciones eléctricas, reflejan el descuido. Las manchas de
agua sobre paredes y techos, los cables descolgados, la grifería amarrada con piola y alambre, documentan el abandono.
Angustia,
indignación, son las sensaciones que predominan en docentes y padres. Las
autoridades que deberían ser competentes no tienen espíritu de cambio.
Indiferentes a la situación de desamparo en que se encuentran los alumnos, no
los anima revertir el proceso de progresivo deterioro.
Las
alarmas -no los aparatos, sino literalmente a modo de observación- se encienden
por repetición en la mayoría de las escuelas. Los que tienen la responsabilidad
de gobernar hacen oídos sordos.
Es
probable, en virtud de los antecedentes, se interesen en solucionar el problema
cuando esté resuelto (por la Cooperadora Escolar, o en el nombre de otros, ante
el Estado ausente).