“Para el próximo Festival, la gente va a llegar en tren a Federal”, anunció, como tantas otras veces, por un tema y otro, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri.
Lo dijo, en un tiempo lejano, hace varios años, en el período de gobierno anterior (2007-2011).
Los años, por lógica cronología, han pasado, y el tren, no ha llegado.
En el lapso de estos años (2007-2014) se repitieron las promesas de reactivación ferroviaria. El gobierno provincial que preside Sergio Urribarri, reincidió en tropezar con la misma piedra, que es lo único que no han podido robar –o no han querido sacar-. El hijo de ferroviario ha formulado hasta el hartazgo que se emprende el reacondicionamiento de los ramales, asignando recursos presupuestarios para empresas que sólo contratan cuadrillas de obreros para carpir. En compañía de funcionarios nacionales, el gobernador repitió lo mismo que dijo en otras oportunidades; para estar a tono con la característica que simboliza al kirchnerismo: exponer mediáticamente proyectos a concretar, por decirlo de una manera, sino de otra, que sería, anuncios vacíos de contenido.
Sólo –individualmente- o acompañado –por el entorno presidencial-, el abanderado del “Sueño entrerriano”, enfatizó en cuanta alocución lo tuvo como orador, que la reanudación del servicio ferroviario era prioridad de su gestión.
El titular del Poder Ejecutivo Provincial, se jacta –tal como lo hace la viuda negra (ahora parda) a nivel nacional-, que el resultado de su acción de gobierno está entre los más exitosos de la historia.
El autoelogio define el autismo en que conviven las aves de paso.
La calificación valoriza la autoestima, pero no tiene correlato con la realidad.
El gobernador omite las promesas incumplidas sobre proyectos anunciados que no han sido plasmados. Enumerar las obras a ejecutarse en la ciudad de Federal que se promocionaron pero a la fecha no se concretaron, no atañe abordarlas en esta ocasión; solo cabe recordar que la exteriorización “para el próximo Festival, la gente va a llegar en tren a Federal” es una asignatura pendiente que repiquetea en la memoria como el sonido, que los vagones emitían en su desplazamiento por las vías, de las máquinas a vapor cuando despedían el humo negro, del silbido al accionar el pito de las locomotoras.
“Cuando llega febrero…” –emulando a Uco Gómez y su acordeón- se renueva la esperanza de ver llegar el tren a la estación de Federal. El 7, 8, y 9 de febrero de 2014 se realizó la 39º edición del Festival Nacional del Chamamé; la gente, los turistas, los visitantes, arribaron en automóviles, colectivos, pero no en tren: otra vez la frustración de no poder ver en movimiento al transporte ferroviario.
La espera duele, como el silencio en el andén.