Trampa mortal
En octubre de 2013, el senador provincial Víctor
Vilhem (FPV), comentó que, de regreso de Concordia a San Salvador, por la ruta
18, se transita en contramano para evitar los pozos que están por el carril por
el que se debería circular -mano correspondiente-.
Aunque resulte increíble -imposible de creer-, el representante del pueblo
en el órgano parlamentario de Entre Ríos, reconoció el estado de una ruta, que
asimismo, refleja la condición en la que está la red vial en la provincia de
Entre Ríos.
Los testimonios, similares, por parte de conductores, se repiten a lo largo
y ancho del territorio de 'una tierra diferente' -eslogan del gobierno que
agitó "el sueño entrerriano"; podría agregarse (entre otros)
"aquí también la Nación crece"...-.
En días normales -cuando no llueve- recorrer la ruta 127 implica para los
navegantes mimetizarse como un navegante o inmiscuirse en las funciones del
mecanismo de un GPS: "pozo al medio de la calzada"; "bache sobre
extremo izquierdo del carril"; "olla al borde de la cinta asfáltica";
"ondulación en margen izquierdo al borde de la línea de separación de
carril"; "montículo en el límite de banquina -que no está
consolidada-".
Respetando la circulación correspondiente, ante el cruce con el vehículo
que transita por la mano contrario, atenerse a ser estricto en direccionar
linealmente es una tortura. De no ser disciplinado en manejar en línea recta
sin maniobrar volanteando para esquivar los baches, la tripulación se expone
indefectiblemente a colisionar o experimentar un safari por el monte
entrerriano.
La relación implica lo mismo que decir: se está expuesto a ser presa de una
trampa mortal.
Cuando llueve -o si ha llovido-, directamente se sabe, transitar por la
ruta nacional 127 es ser involuntariamente protagonista de la ruleta rusa.
Idéntica situación acontece cuando se
transita de noche; el riesgo de protagonizar un accidente es como caminar por
la cornisa, o en todo caso, como circular en bicicleta al borde de la cinta
asfáltica o caminar por el medio de la línea demarcatoria de los carriles.
Estacionar en la banquina en caso de
tener que cambiar un neumático o para revisar el vehículo, es como exponerse a
un delincuente que amenaza con gatillar.
Los funcionarios del gobierno provincial
redoblan la apuesta reeditando el relato de la mentira al sostener que la red
vial es una de las mejores del país. En respuesta a tal observación, a cada
tramo recorrido, los conductores de vehículos se acuerdan de ellos con
epítetos.
Intentando demostrar se ocupan de
reparar los caminos, se disfrazan de maquilladores; pero son demasiado torpes
en la caracterización.
La incompetencia de quienes tienen la
responsabilidad de velar por la seguridad vial está a la vista de cualquier
automovilista-transportista. Los funcionarios encargados en cada organismo
competente no son capaces de mandar a ejecutar mínimamente la tarea de bacheo.
Los resultados de cada obra emprendida se repiten en idéntica proporción que la
cantidad de pozos existentes. El reacondicionamiento es provisorio para
siempre. Reinciden en las fallas de ejecución de los trabajos: una y otra vez
vuelven a emparchar tal como acontece en la ruta provincial Nº6, o en la
nacional Nº127.

Queda de manifiesto el gobierno no valora la vida; por el contrario, se evidencia, la desprecia, al arrojar a los ciudadanos como presas a una trampa mortal.