'EL DEDO EN LA LLAGA' (L a V, 12hs)

DEL EDITOR AL LECTOR. ¿Y si dejan de tomarnos por estúpidos?












El 71% desaprueba la gestión de Alberto Fernández. Su imagen positiva llega apenas al 18%. Pero baja su candidatura para privilegiar los intereses de la Patria.

Silvia Fesquet De la Editora al lector (Clarín).

“El primer acto de corrupción de un funcionario público es aceptar un cargo para el que no está preparado”. No está claro quién es el autor de la frase pero es lo de menos. De lo que no hay duda es de lo contundente y certero de la afirmación en esta Argentina 2023 en la que, cuando uno pensaba que ya había visto y escuchado todo, la vara vuelve a elevarse -o a bajarse-, y la capacidad de asombro se renueva. Como en el slogan de aquella vieja publicidad, siempre hay lugar para uno más.

Como excelente resumen de los tiempos que corren, valga un posteo en Twitter, cortito y al pie, del historiador económico Pablo Gerchunoff: “Fue elegido por un tuit. Se baja con un video”. Se refería, claro, al que subió a las redes el viernes Alberto Fernández, a la sazón Presidente de la República, anunciando que desistía de pelear por su reelección.

Entre lo más destacado del mensaje presidencial, y que tiene que ver con la inagotable capacidad de asombro que supone vivir en nuestra realidad cotidiana, está su afirmación de que, de ahora en más, declinada su postulación a un segundo mandato, está “convencido sin espacio para ninguna duda de que tengo que concentrar mi esfuerzo, mi compromiso y mi corazón en resolver los problemas de los argentinos y las argentinas”.

Si uno viviera en otro país, se podría festejar como una gran humorada. No siendo el caso, más cerca de la indignación que de la carcajada, la única pregunta que cabe es si necesitó tres años y cuatro meses de mandato para darse cuenta de que esa es la tarea de un presidente, acá, en Estados Unidos o en Zambia. Y que eso sospecharon, presuntamente, quienes le dieron su voto. Ni siquiera sirve de consuelo aquello de “Más vale tarde que nunca”.

Pero las cosas no se agotan ahí. Intentando darle un impostado tono épico que la circunstancia no amerita, Santiago Cafiero afirmó que el Presidente “pone primero a la Patria y promueve una nueva lógica de época”, y pretendió comparar la decisión de Alberto F. con el renunciamiento de Evita. Argumento de vuelo bajo y ramplón el del canciller.

Casi más lejos llegó la inefable vocera presidencial, Gabriela Cerruti, que se supera día a día. Auténtico insulto a la inteligencia de los argentinos, primero fue el video en el que impartía una clase de economía doméstica y causales de inflación. Hay que agradecer que la compra semanal de frutas y verduras que hace en el Mercado Central le haya quedado escasa. Gracias a eso fue que tuvo que ir a la verdulería de la esquina, y así pudo darse cuenta de lo que hace rato sabe todo el mundo: que lo de los precios es una locura.

Lo mejor, sin embargo, estaba por venir. A raíz de la decisión de Fernández de bajarse de la carrera por la reelección, elogió que hubiera puesto delante a la Patria y dijo que renunciaba pese a la posibilidad concreta de ganar las elecciones. Como si los argentinos y las argentinas no leyeran las encuestas que señalaban y señalan exactamente lo contrario.

Como sondeos electorales sobran, echemos mano a otra medición: el Indice de Optimismo Ciudadano (IOC) que elabora mensualmente Poliarquía. Se agrava el humor social en abril”, dice en su cuenta de Twitter la consultora, y señala que el Indice en cuestión registra este mes -132 puntos, es decir, 132 puntos negativos, lo que marca una caída del 11% . Y agrega que hace diez meses que el indicador está en terreno de “pesimismo extremo”. Dos de cada tres argentinos evalúan negativamente la situación del país.

Un 71% desaprueba a Alberto Fernández como Presidente, lo que constituye el mayor rechazo a una gestión presidencial en los 17 años en que la consultora viene confeccionando esta medición. Su imagen positiva vuelve a caer y alcanza apenas el 18%. Un magro 16% (2 puntos menos que el mes anterior) es la imagen positiva que cosecha la administración gubernamental. El otro dato interesante es que a Cristina Kirchner no le va mucho mejor: con 60%, tiene la imagen negativa más alta de su carrera.

Mientras, se suceden los “operativos clamor” y las consignas de “Luche y vuelve” para que Cristina vuelva al lugar donde siempre estuvo: Presidente y vicepresidente de la República forman parte del Poder Ejecutivo Nacional. Como integrante de él, Cristina es co-responsable de todo lo que pasa, y de lo que no pasa también, en el Gobierno. El argumento de que no gobierna es tan falaz como el que dice que está proscripta. Está tan habilitada para competir en las elecciones como para hacerse responsable de los pésimos resultados de su Gobierno, encabezado por el Presidente que eligió a dedo.

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Tampoco esta frase tiene autor identificado. También en este caso es lo de menos. En la Argentina 2023, se trata apenas de una realidad de todos los días.

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