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HISTORIAS MÍNIMAS /
Ocurrió en la noche del martes 10 (/5/2022), en la terminal de ómnibus de Federal, minutos antes de partir –a las 21- con destino a Buenos Aires el micro número 4911 de la empresa ‘Flecha Bus’, y tuvo como protagonista a un maletero -un changarín que cargaba a la baulera del micro, las valijas, bolsos-.
El tema en cuestión, parece, si cabe un calificativo, intrascendente, menor, pero se rescata como una muestra de lo que podría ser enmarcado como “una avivada”.
Al
consultársele al maletero sobre la novedad de la implementación de la “tarifa”,
éste, sólo respondió preguntando “adónde viaja?”, como si el importe requerido
por cargar la valija pudiera variar por la distancia en que estaría depositada
en la baulera del micro que hace escala en Sauce de Luna, Bovril, Villaguay.
Uno
de los choferes se “entrometió” en la conversación justificando la tarea del
operario ‘golondrina’: “Es el trabajo del pibe…; se gana unos mangos” (a lo que
se concluye, cuántos quisieran tener un trabajo de esas características, que
“instalando” un negocio sin nada, la productividad por costo-beneficio sea tan
redituable…). Al respecto, se hace el ejercicio mental: 30 pasajeros, 20, 10… a
$100- cada uno, igual a $3000-, 2 mil, mil, por 15 minutos de trabajo, por tres
días a la semana, por cuatro semanas al mes… “clink caja”.
En
otros tiempos, y aún en los actuales como en las paradas en Sauce, Bovril,
Villaguay, los choferes del micro cargaban/cargan las valijas, pero, uno de los
conductores del vehículo patente 477 se desligó de la “sacrificada” tarea de
acomodar las maletas.
Siempre
estuvieron en las terminales de cabecera ‘los maleteros’ que se “ganaban el
mango”, o los mismos choferes del micro que “hacían las veces de maleteros”, a
quienes se les daba una propina, en forma voluntaria, a manera de colaboración;
nunca se impuso una tarifa como ahora.
Si
te negás a aportar, hay que atenerse a las consecuencias; los ‘trapitos’
impusieron la extorsión.
El
relato de esta historia mínima no pretende se apruebe o rechace la modalidad de
trabajo del maletero, sólo se trata de reflejar una actividad laboral que asimismo,
genera la inevitable comparación con otras por los resultados redituables.
La
elaboración de un pan casero, un vendedor ambulante lo comercializa en Federal
a un monto promedio de 250 pesos; un viaje en remis en Santa Fe capital por un
trayecto de 3 kilómetros cuesta 300 pesos; en Capital Federal, trasladarse en
taxi en un tramo de 24 cuadras demanda el pago de 330 pesos; una mujer humilde,
de la provincia de Buenos Aires, en pandemia, emprendió la venta de
manufacturas –una docena de churros la vende a 400 pesos-: trabajando con
cuatro miembros de su familia, le queda una ganancia de mil pesos por toda una
jornada de trabajo…; en la terminal de ómnibus de Federal, quien carga los
bolsos y valijas al micro con destino a Buenos Aires, cobra 100 pesos por
unidad…
Se interpreta que el episodio sólo admite una modesta conclusión: nadie está en contra de que alguien se gane el dinero trabajando, sí se rechaza lo que se considera un abuso.
Sin
decirlo explícitamente, el chofer del micro de la empresa ‘Flecha Bus’ avaló la
imposición de la tarifa.
El
contexto laboral, hoy en día, resulta desfavorable para cualquiera; sin
embargo, “no trabaja quien no quiere”, por lo que es posible generar fuentes de
trabajo cuando se rescata el espíritu de lucha, lo cual, merece ser valorado.
Lo que no debería estar en discusión es aceptar las reglas que imponen los que
incurren en la “avivada”, característica de quienes desafían a los
voluntariosos, al sacrificio personal, pretendiendo sacar tajada con el menor
esfuerzo.
La
idiosincrasia del argentino es emblemática con el episodio de ‘La Mano de Dios’...