'EL DEDO EN LA LLAGA' (L a V, 12hs)

La cantidad de muertes "reales" no son informadas en los reportes oficiales


Hace una semana que falleció por COVID 19 pero no ha sido incluido en los reportes oficiales

Recién falleció mi hermano por culpa del maldito Covid 19”. Este mensaje llegó al WhatsApp de uno de los periodistas de El Entre Ríos el pasado miércoles a las 9:08. Han pasado siete días y los reportes provinciales aún no han contabilizado este deceso.

El fallecido es un hombre de Villaguay, de 74 años de edad, que estuvo internado en una clínica de la ciudad de Crespo, donde pasó sus últimas horas de vida.

“El entierro fue por protocolo COVID, en Villaguay”, confió uno de sus sobrinos. Reveló que el sepelio estuvo a cargo de la empresa “Casa Luis Tres”.

Un empleado de la firma confirmó que, en efecto, debieron aplicar el riguroso procedimiento previsto para despedir a personas fallecidas con COVID 19. Cuando se le hizo notar que los reportes oficiales del Ministerio de Salud de Entre Ríos no han dado cuenta de que fuera un caso de coronavirus, se limitó a explicar que la clínica donde se produjo la defunción es la responsable de notificar a las autoridades del sistema de salud.

El Entre Ríos se comunicó telefónicamente con la clínica en cuestión, a fin de despejar dudas. Una empleada administrativa prometió que más tarde uno de los directivos se comunicaría para dar precisiones, pero ello aún no ha ocurrido.

Desde el miércoles 26 de Agosto en adelante, ninguno de los reportes diarios de la provincia han notificado fallecimientos ni en Crespo -donde se produjo la defunción de este adulto mayor-, ni en Villaguay -de donde es oriundo-.

Es por ello que no hay dudas de que el caso no ha sido contabilizado como defunción por COVID 19, a pesar de que a su familia se le informó que lo era, lo mismo que a la compañía de sepelios que intervino.
Fuente: El Entre Ríos

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La “falsa curva” del coronavirus: en agosto hubo un pico de 1.606 muertes no informadas en Argentina

Pablo Sigal - Clarín 2/9/2020.

La brecha entre lo real y lo difundido creció desde abril. Y en el parte oficial del 8 de agosto la cifra total de muertes llegó a ser un 34 % menor que la exacta. Este miércoles el país sobrepasó los 9.000 decesos.

Fue como al pasar, la última vez que el presidente Alberto Fernández dio una conferencia de prensa para anunciar una extensión de la cuarentena, el 12 de agosto. El siguiente anuncio consistió en un breve mensaje por redes sociales. Pero aquella vez, en vivo, mientras señalaba sus filminas, mostró que en realidad los muertos que se conocían cada día en la Argentina no eran los que realmente había. Lo que no dijo fue de cuánto era esa diferencia. Según el parte oficial, el país acaba de sobrepasar este miércoles los 9.000 muertos por coronavirus. Pero no se sabe cuántos hay.
​Clarín revisó la base de datos completa del Ministerio de Salud desde que empezó la pandemia en la Argentina. Desde el 3 de marzo hasta el presente. Y la comparó con la información difundida en cada uno de los partes del Gobierno. En ese cotejo surge una gran diferencia entre las cifras difundidas y las que luego han quedado consolidadas.
Una frase de las gacetillas oficiales diarias dice: “Al momento, la cantidad de personas fallecidas es...” y la cifra en cuestión. Pero esa cantidad siempre difiere del número real. Las diferencias han comenzado desde bien temprano en la crisis sanitaria local. Ya el 8 de abril, cuando en la Argentina había 79 muertos por coronavirus, la información oficial decía 69. Cuando el 19 de abril trepó a 151 muertos, en lo difundido había un déficit de 17 víctimas. Así, la brecha fue creciendo.
Obviamente, la percepción que el público tiene de la pandemia es la información que da cada día el Gobierno. Y el “pánico” sube o baja en función de la cantidad de muertos y nuevos casos que se conocen. La magnitud del impacto psicológico, sin embargo, no ha tenido correlación con un referente cierto.
Para graficarlo basta con decir que hubo días, en aquellos tiempos germinales de la cuarentena en Argentina, en que los muertos reales eran entre el doble y hasta el triple de los que se informaba. Por ejemplo, el 1° de mayo se difundieron 7 y hubo 20. El 29 de mayo hubo 21 y se dio cuenta de 12. Más entrada la curva, el 27 de junio, se conocieron 23 y terminó por haber 61.
Esto no significa que haya existido un ocultamiento de información o un intento de manipularla. No necesariamente. La explicación que las autoridades vienen dando es que las jurisdicciones demoran en cargar los datos de los muertos en la base. La Ciudad de Buenos Aires, uno de los principales “aportantes” de muertes y casos, respondió que ellos no entregan sus datos con delay. Esa situación se daría sobre todo con las provincias del Interior, la parte del país con menor peso en la curva, lo que redobla el interrogante.
Porque el desfase fue caudaloso. Hasta el 8 de agosto llegó a acumularse 1.606 muertes que no habían sido informadas. Esto quiere decir que cuando los argentinos creían que había un total de 4.606 muertos, en realidad había 6.212, lo que representa un 34 por ciento más.
Esta diferencia impacta también en una de las virtudes siempre destacadas como un fuerte del país, en comparación con otros: la tasa de letalidad. Con las cifras consolidadas, ese índice en realidad no era de 1,87 por ciento como se desprendía de los partes oficiales del 8 de agosto, sino de 2,43. A esa altura de la crisis sanitaria también se llegó al pico de subinformación de contagios: se daba cuenta de 241 mil y había 255 mil.

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