"¿No resulta intolerable acaso que 'ese' mismo legislador nos diga que no tiene sentido que venga la anestesióloga, porque una tarde estuvo al pedo en el hospital?"
¿Hasta cuándo tolerar que los responsables políticos nos tomen de pelotudos y que nos digan que “no se puede” cuando para ellos sí se puede?.
Este modelo de acumulación de poder de quien debería legislar, modelo ineficiente y de privilegios sólo para los alcahuetes, y los “hijos de”, … o “las mujeres de”, ya pasó su fase orgásmica, fase que se da cuando se logra la excitación de poder acomodar a la familia completa, cuando todos los empleados del Estado le rinden pleitesía reverencial, cuando no puede volar una mosca sin su autorización, cuando decide quien sigue con suplencia y a quien se le corta el chorro o cuando los funcionarios acuden atemorizados a sus requerimientos.
Escribe Gonzalo Andrés Gutiérrez
"LA FASE REPRESIVA DEL MODELO INEFICIENTE: LA “INTOLERANCIA” DE LOS TOLERANTES.
Denunciaron las agrupaciones gremiales el malestar de los trabajadores, por lo que entienden una clara e intimidante “persecución” y un “control policial” frente a la queja manifestada en la calle, lo que motivo que la cotorra mediática, siempre presurosa en salir al cruce en defensa del poder, minimizara desdeñosamente el reclamo, envileciendo la queja por las supuestas “motivaciones políticas”.-
La cotorra, como es obvio, estará siempre del “lao del queso”.-
¿Que la política se coló? obvio, chocolate por la noticia. Pero ello no envilece el tronar de quienes ven y sufren a diario, en Federal y la provincia, los privilegios para pocos y las “canillas cerradas” para la mayoría.
Pero la aparente superficialidad del tema, nos dispara a los federalenses un debate más profundo. ¿Hasta cuándo tolerar que los responsables políticos nos tomen de pelotudos y que nos digan que “no se puede” cuando para ellos sí se puede?.
Y cuando se quejan los de abajo tildarlos de “intolerantes”, porque, en la visión de los responsables, están animados solo de una burda intencionalidad política.
Debo decir en primer término que rescato el proceder de todos aquellos ciudadanos, trabajadores, y dirigentes gremiales que se manifestaron pacíficamente. Y, porque no, también, a muchos compañeros que supieron comprender el reclamo.
Pero claro, este modelo de acumulación de poder de quien debería legislar, modelo ineficiente y de privilegios sólo para los alcahuetes, y los “hijos de”, … o “las mujeres de”, ya pasó su fase orgásmica, fase que se da cuando se logra la excitación de poder acomodar a la familia completa, cuando todos los empleados del Estado le rinden pleitesía reverencial, cuando no puede volar una mosca sin su autorización, cuando decide quien sigue con suplencia y a quien se le corta el chorro o cuando los funcionarios acuden atemorizados a sus requerimientos.
Aquella fase se estaría agotando y nos adentraríamos en Federal en la fase represiva del modelo, cuando ya la realidad, inevitable, no encaja en el montaje narrativo y no queda otro remedio que hacer callar las quejas de los “tolerantes” a pura guacha.
¿No es intimidante, acaso, que una senadora se acerque a una manifestación de pocos y les saque fotos sin escucharlos, para luego marcharse? ¿No es intimidante que se emplee la fuerza policial, para rodear a quienes se manifiestan pacíficamente?, ¿No resulta intimidante acaso que, a quienes se quejan se les corte la suplencia laboral?
¿No resulta intolerable acaso, que haya contratos legislativos para varios que se “rascan las bolas” y nos diga el responsable que no hay recursos para lo básico? ¿No resulta intolerable ver con qué desparpajo nos hablan de austeridad y un vice gobernador gestiona en tiempo récord su jubilación de privilegio, que un vocal del IOSPER se levante cuatrocientas lucas mensuales, que un legislador se levante arriba de trescientas lucas, más oscuros contratos sin rendición de cuentas y que ese mismo legislador nos diga que no tiene sentido que venga la anestesióloga, porque una tarde estuvo al pedo en el hospital?
En verdad, la queja es la intolerancia de los tolerantes frente al ajuste emboscado y mentiroso. La rebelión de quienes a diario deben hacer el peregrinaje sufriente en los servicios del Estado, agravados por los rigores disciplinarios del feudo, el que nos impone y exige una interpretación unidimensional de la realidad, pretendiendo que como condición para acceder a lo básico, seamos súbditos acríticos.
Este sistema, pone como “probos” a quienes aplauden el montaje narrativo de la realidad y como réprobos a quienes nos resistimos a aceptar el credo impartido. Hay allí una psicopatía, creando mundos invertidos. Así, los que usufructúan los cargos para el acomodo familiar y no dan respuestas básicas, tildan de “quejosos” e “intolerantes” a los de AGMER y ATE, lo que justifica la intención de acallar para disimular y encubrir la ineficiencia, los acomodos y privilegios para unos pocos.
Estamos tan acostumbrados en Federal a que nos caguen a cuento y a la irrealidad, que las farsas, a veces, les terminan funcionando.
En ese marco se entiende la persecución. Y también la lapidación mediática de las cotorras a los disidentes locales, lapidación que aquellos llevan a cabo como buenos rentados del sistema, pergeñando operaciones de desprestigio con agravios prefabricados.
Pero el adoctrinamiento funcionó un tiempo. Ya se sabe, la soberbia es la fuente de todos los pecados capitales. Es la altanería que omite con desdén a quienes disentimos.
En esa lógica, no faltó en días recientes un pelotudo que habría propuesto “desafiliar” del partido a quienes disentimos públicamente, a los compañeros que no nos arrodillamos, mostrando con crudeza el paleolítico político en el que se mueven.
Eso sí, no se les cae una idea para el desarrollo económico de la región. Nooooooooo……… Esas son boludeces.
Hay…… si me escuchara el General, en el olimpo de quienes con probidad lucharon contra la injusticia, quien supo defender los derechos de los trabajadores, le pediría que sea misericordioso e indulgente con estos compañeros. GENERAL…… PERDÓNELOS… NO SABEN LO QUE HACEN."
GONZALO ANDRÉS GUTIÉRREZ.
