'EL DEDO EN LA LLAGA' (L a V, 12hs)

Fracasa la anunciada reactivación ferroviaria en Entre Ríos


(De la Redacción de Entre Ríos Ahora). El servicio a Oro Verde no funciona hace dos semanas. Tampoco se sabe nada concreto acerca de la anunciada extensión del trayecto hasta Crespo y menos aún del ramal que uniría Paraná con Federal. Los ferrocarriles dependen de un nuevo sello estatal y en Paraná se ha cedido buen espacio del la estación a organismos municipales. Del esperado regreso del Gran Capitán, que dejó de funcionar en 2011, tampoco hay señales. Miguel Neira, especialista en ferrocarriles lo pone muy sencillo: “Hemos retrocedidos a niveles bajísimos, nuestros padres con maquinas a vapor andaban mas rápido que hoy, el estado de las vías es lo que marca la realidad”, sintetizó.
Hay dos servicios que funcionan: los empleados de la Unidad Ejecutora Ferroviaria de Entre Ríos aseguran que el tren que viene de Colonia Avellaneda a las 7.20 trae pasaje y el que se va de Paraná, con destino a la parada de las 600 viviendas, también va concurrido.
Por lo demás, la estación de trenes no tiene el movimiento prometido en aquellos momentos de inicio, con presencia del gobernador bailando en los vagones en plena celebración de un símbolo recuperado. La reactivación ferroviaria, en la provincia de Entre Ríos, no fue mucho más allá de esa foto.
A las diez de la mañana, en la estación de Paraná se ven dos cuadrillas numerosas de personas con trajes de fajina identificadas con el logo de Argentina Trabaja y ningún pasajero en espera del tren que sale a las diez rumbo a Colonia Avellaneda. La sala de espera, precisamente, con la televisión encendida ofreciendo imágenes de Paka Paka, no tiene visitas y el resto del exiguo movimiento del lugar está dado por empleados del municipio que salen a fumar un cigarrillo en el anden, mientras el tren se va. En la estación funciona la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, la Dirección de Arte Popular y otras reparticiones comunales.
En Paraná hay destinadas tres unidades para cumplimentar los servicios a Colonia Avellaneda, Oro Verde y Concepción del Uruguay, este último sale una sola vez por semana los días viernes. Hace dos semanas, sin embargo, uno de los coches está en reparación y el servicio a Oro Verde se encuentra interrumpido.
Los trenes a Oro Verde y Colonia Avellaneda no son aptos para pasajeros, vendrían a ser como una zorra grande, tiene el motor de un fiat duna”, explica Miguel Julio Neira, historiador especialista en ferrocarriles. Justamente esas limitaciones impiden que se disponga un precio al pasaje y se haya instalado el simbólico gesto de dejar una moneda. Viajar no tiene costo, porque el viaje no está garantizado. No tiene valor, sale un peso. Nada.
Los propios empleados de la ex Unidad Ejecutora Ferroviaria de Entre Ríos y actuales trabajadores de Sofse –otro sello estatal-, reconocen las dificultades no resueltas. “Ahora el problema es que se inundan las vías por los mini basurales que hay en el camino y que produce que todo se tape y se llene de agua”, comentaron.
LA REALIDAD. Sergio Urribarri se subió al tren en 2010 augurando la reactivación de los ferrocarriles en la provincia luego de la ruina de los 90´. El gobernador llegaba a reparar el daño causado por el neoliberalismo, que con el desguace de los trenes, había condenado a pueblos enteros a la incomunicación y, en ocasiones, al olvido.
Sin embargo, cuatro años después, la realidad se lleva por tierra varios anuncios y deja aquella foto congelada en el tiempo como un intento por levantar una bandera que resultó demasiado pesada o que, por el contrario, era en realidad demasiado liviana y se voló entre los vientos de la eterna campaña.
Concretamente, en Paraná, actualmente funcionan dos servicios: uno a Colonia Avellaneda con cinco frecuencias diarias y otro a Concepción del Uruguay, apenas una vez por semana.
En otro punto de la provincia las cosas no van mucho mejor: el tren que une Basavilbaso con Villaguay Este de lunes a viernes y que dos veces por semana llega hasta Concordia, permaneció inactivo durante dos meses luego de un incendio.
Los anuncios prometían más que eso. “Se hablaba de una reactivación del servicio entre Paraná y Federal que con el tiempo llegaría hasta Concordia, pero de todo aquello es muy poco a lo que se ha podido dar cumplimiento”, señala Miguel Julio Neira y lamenta que la anunciada reactivación “no se haya podido dar, porque la verdad es que había causado alegría en la gente, por la cantidad de pueblos que quedaron aislados en los 90´”.
Tampoco llegan novedades positivas de Nación con respecto al conocido “tren de los pobres”. El Gran Capitán que unía Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires, dejó de funcionar en 2011 y no hay señales al respecto.
“Hay pedidos de las municipalidades en representación de la gente de esos pueblos, hay gestiones a nivel nacional, pero hasta ahora todo esto no ha surtido ningún efecto”, detalla Neira. El problema de fondo, explica el especialista, “es el pésimo estado de las vías, hace falta mucha inversión para por lo menos poder competir con el colectivo” y reflexiona que “el ferrocarril lo que aporta es una diferencia en los costos de pasaje muy impresionante, que verdaderamente a quien le sirve es a la familia y especialmente a las familias numerosas”.
POCO Y NADA. Las inversiones anunciadas fueron cuantiosas en Entre Ríos, pero los resultados no se observan positivos. “Mucho de ese dinero no tuvo un buen fin, se perdió en la nebulosa, tenemos este ramal a Federal que se había empezado a limpiar y nuevamente la compañía se fue”, señala Neira y analiza que “los resultados no son buenos, por lo menos tendría que haber una formación corriendo ida y vuelta todos los días, al menos de Paraná a Concepción del Uruguay. Pero cuando a todas estas cosas se manejan desde la política y no desde el conocimiento suelen pasar. Tenemos bastantes ejemplos a nivel nacional”.
Para poner una imagen tangible del retroceso abismal en cuanto al servicio de trenes, Neira remata esta historia en términos muy claros: “Nuestros padres, con maquinas a vapor, andaban mas rápido que hoy, el estado de las vías es lo que marca la realidad de todo esto que nos ha pasado en la década del 90”, lamenta.

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