NÉSTOR Y JUAN
Conductas que conllevan al modo de obrar
Las historias son parecidas pero diferentes. La similitud está en el abuso de poder; en un caso para beneficiar a un protagonista, en el otro para afectar a un involuntario involucrado en una situación imprevisible.
Los actores de los dos episodios son víctimas del llamado 'Proceso'.
Sobre el diputado Cabandié, la información relacionada sobra, atento a las crónicas propagadas que lo involucran, las que se resúmen en párrafos de un artículo del periodista Ricardo Roa: "Una de las máximas de San Martín cuenta que entrando al polvorín de El Plumerillo el soldado de guardia no lo dejó pasar por el riesgo de que una chispa de sus botas provocase una explosión. El general le dice que fue él quien había fijado esa regla pero el soldado se mantiene en sus trece. San Martín se enoja pero al final lo premia por haber cumplido con su deber.
Juan Cabandié debe haber faltado ese día a la escuela: pidió y logró aplicarle “un correctivo”a una agente de tránsito de Lomas de Zamora que le había puesto una multa como manda la ley.La confusión forma parte del mito kirchnerista. Un mito: o sea, una historia que en parte es verdad y en parte es mentira. Ni los Kirchner fueron combatientes ni Cabandié es un veterano de los 70. Agravia la memoria de los desaparecidos cuando chapea con esa memoria para evitar pagar una multa de tránsito".
La otra víctima del 'Proceso' es un abogado que en los últimos años padece la pérdida de la visión, quien pretendió cobrar una pensión en reconocimiento por ser víctima del por entonces gobierno de facto que lo encarceló cuando era estudiante.
Dicen que "las comparaciones son odiosas", pero en el caso que retrotrae sobre el modo de actuar de unos y otros, cabe para reflexionar en cuanto a las conductas que conllevan al modo de obrar.
Mario me contó lo que le pasó a su amigo Néstor, quien no hizo portación de víctima de la dictadura, como sí refregó el diputado Cabandié.
Néstor viajó desde Federal a Santa Fe, la semana pasada (la primera de octubre de 2013). Con su imposibilidad a cuestas, recorrió más de 200 kilómetros, al sólo efecto de ir al banco donde se le paga la pensión.
La empleada -cajera en ventanilla- lo maltrató. Aún admitiendo que Néstor era quien acreditaba el documento que presentó, le dijo que la condición del DNI -ajeado- no certificaba la identidad del portador.
Néstor, acompañado por su esposa, no atinó a reaccionar ante la sucesión de palabras que le propinó la empleada bancaria, quien estaba alterada, 'descolgada' en el contexto de la situación originada. "Diríjase a reclamar al área correspondiente", palabras más, menos, comunicó la crispada cajera.
Néstor deambuló por un sector y otro de la entidad bancaria. Volvió a ventanilla tantas veces como lo mandaron desde diferentes áreas.
Toda vez que lo veía aparecer a Néstor, la cajera se exhaltaba.
Literalmente, la empleada bancaria pisoteó al cliente. Es probable que como lo atendió a Néstor, dispense el mismo trato para con los circunstanciales usuarios que operan a través de ventanilla.
Las vivencias de Néstor, quien sí estuvo preso en la dictadura -siendo estudiante fue detenido en una redada en la universidad de Santa Fe-, contrastan con el relato de la mentira kirchnerista: "Ni los Kirchner fueron combatientes ni Cabandié es un veterano de los 70".
La diferencia no se circunscribe a quienes fueron víctimas reales de la dictadura, sino también a las conductas de las personas en cuestión.
Néstor fue agraviado por la empleada de un banco de Santa Fe, y a pesar de tener la facultad de que se le respeten sus derechos, tuvo una actitud sumisa. En ningún momento apeló a su discapacidad para ser considerado ante el problema a resolver. Tampoco recurrió al antecedente de ser víctima de la dictadura, tal como sí expuso el diputado Cabandié en un exhibicionismo de abuso de chapa de poder.
Néstor no se victimizó al momento de hacer valer sus derechos para reclamar, a diferencia de como actuó el dirigente kirchnerista.
